Entradas

PAÍS DE CAFRES Y MISÓGINOS

Estoy harta, enfadada e indignada.  Y lo estoy desde que vivo en este país, en esta ciudad, uno de los peores lugares para las mujeres. Me da igual que algunas personas que conozco opinen lo contrario: Colombia y Bogotá son contextos agresivos, nefastos, atroces para nosotras. Son espacios que  nos escupen su odio para mantenernos presas del miedo a través de las estrategias perversas de esa cultura patriarcal tan arraigada en esta sociedad. He ahí el despliegue de una violencia inusitada y brutal contra nosotras. Violencia sistemática cuyo propósito es destruir, marcar, someter, desaparecer, castigar. Tatúan nuestros rostros, vulneran nuestros cuerpos, matan nuestros sueños, nos convierten en botín de guerra y con ello en todo lo indeseado, en la maleza a cortar. En nosotras los malditos descargan todo su rencor.  Es como si quisieran borrarnos del mundo de un manotazo con toda la saña y la sevicia posible. O si no, cómo se explican estas aterradoras cifras -según Sisma Mujer :