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Mostrando entradas de junio, 2008

Silencio canicular

Veo las mismas calles de entonces y los mismos árboles azotados por el viento de la tarde. Ceibas Almendros Pomarrosos Aquí el tiempo se condensa en el calor que brota del valle e impregna la piel y los sentidos. La canícula es una diosa inclemente que sin compasión se posesiona de las casas y los patios de las plazas y las calles. Ella nos condena a la noche y los amaneceres -los mismos que todavía no compartimos- y nos niega los días claros signados por un sol infernal que fustiga al más valiente. Y aquí en medio de la canícula existes tú. Llegas en el rumor del río y en el canto de los pájaros y en las calles ardientes en las que dejamos marcados nuestros pasos. Estás en cada uno de los segundos en los que la canícula me condena al silencio...

Palabras de despedida

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(A mis excompañeras y excompañeros de trabajo) Dicen que la amistad, como aquellos amores que trascienden las fronteras del tiempo y el espacio, nunca muere. Y dicen también que de todo se aprende y que en las circunstancias vitales más adversas o más modestas o más triviales o más vulgares (por lo comunes y obvias) siempre existe un espacio forjado por aquellos nexos que nos hermana a todos y todas, que nos hace partícipes de una misma condición. Nexos construidos en la convivencia cotidiana y que en algunas ocasiones superan la esfera, el momento, el marco en el que surgen para llegar al reino de los afectos ciertos. Y es que justo cuando las condiciones no son las mejores, cuando se piensa que todo está perdido y que nada vale la pena, cuando desesperas al comprobar que existe una suerte de complot para joderte, (perdonarme esta expresión, sobre todo aquellas personas que me leen allende el Atlántico)... es justo allí, cuando, en efecto, surge lo mejor -y lo peor también- de nosotra

Tarde de Ballet con Luna

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Y después de tantos meses de ensayo ayer se realizó el festival. Una actividad que organiza la escuela de Ballet Tecla Sala a donde Luna acude desde los 4 años. Fue un espectáculo lleno de música, movimiento y color pero un poco largo. ¡Más de tres horas y media! "Esta vez se han pasado tres pueblos", decía un padre enfadado con su chiquilla, dormida, en brazos. Pese a ello las niñas estuvieron estupendas en cada una de sus presentaciones y los trajes sencillamente hermosos (como el precio $). Todos y todas nos lo pasamos muy bien, pero más las niñas que después de tantas horas de tensión aún sonreían animadas a las 11 de la noche. La música, los matices de color, la danza, las risas de las ballerinas embellecieron una tarde noche de domingo que pudo ser como cualquier otra. Y allí estábamos los padres y madres mirando a nuestras hijas con emoción. Observando sus movimientos y seguramente alguna o alguno pensando ¡cómo pasa el tiempo: mi nena se hace mayor!. Y lo más importa

La mirada

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Una de las cosas más interesantes con las que una se puede encontrar al estudiar el espacio urbano - o sólo al trasegarlo- es la gestión de la mirada. Si, la manera como la administramos para orientarnos y para emitir señales que permitan los tránsitos fluidos de los/as copresentes en un espacio dado. Gestionarla de modo tal que se convierta en un mecanismo de comunicación básico y no en lo contrario, esto es, en un marco de ambigüedades. Goffman llamaba muy lúcidamente a esa capacidad de gestión que todas las personas tenemos "inatención civil", que no es otra cosa que utilizar la mirada cómo una prótesis para la convivencia. Mirar de manera educada y correcta para no incomodar a quien se tiene delante cuando se cruza una calle, cuando se va en el metro o se comparte un banco, etc. Pero la línea de la inatención civil es muy fácil de cruzar. Para el caso quiero hablar sobre una experiencia personal. Esta mañana, tuve que desplazarme hasta una calle céntrica de Barcelona para

Maravilla del primer día de junio

De repente una palabra lúcida, transparente y eterna. Infinita como los recuerdos que se agolpan esta mañana de junio. Profundos lazos se avizoran en la lluvia tímida que cae sobre los tejados. Pequeñas gotas de agua se deslizan por la memoria: Hay una sonrisa transparente y una cruz enorme sobre la ciudad esquiva y enamorada a la vez. hay pétalos en mis manos Y 18 años. Hay un recorrido de besos Y placeres negados… Tus palabras han excitado mi alma me he quedado sin voz, sin aliento la memoria toda se llena de ti.