Un poema de Emily Dickinson
¡Las noches tempestuosas, las noches tempestuosas! Si estuviera contigo, nuestro lujo serían las noches tempestuosas. Los vientos qué le importan al corazón llegado a puerto, qué le importa la carta ni la brújula. Ya en el Edén remando. ¡Ah, el mar! Que pueda yo esta noche morar en ti. Tomado de Poemas de Emily Dickinson , Integraf editores, Medellín, 1994, pág. 37.