Salvaje Bogotá: crónica de un asalto
La tarde se antojaba estupenda después de una mañana gris, pasada por una llovizna menuda y tonta. Y luego de una jornada laboral de reuniones y lecturas en inglés y catalán sobre la vida urbana (Setha Low y Manuel Delgado) para la ponencia que llevaré a Córdoba –Argentina- en octubre, me pareció magnífica la idea de salir con mi hermana y mi cuñado a una reunión en el centro de la ciudad. Lo acompañaríamos a un encuentro con algunas personas de una comunidad indígena. Nos sentíamos estupendamente pese a que justo cuando llevábamos cinco minutos en el coche, otro conductor nos advirtió de que íbamos “pinchados”. Así que la única solución fue detenernos y buscar un hombre para que cambiara la rueda. El asunto duró 10 minutos pero la cita era a las 6 de la tarde, eso significaba que íbamos con retraso. Llegamos al Centro Internacional a las 6:20. Habíamos quedado en el café Oma, un sitio precioso con vistas al espléndido Cerro ...