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Mostrando entradas de mayo, 2009

Teoría Feminista ( I )

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Hoy he comenzado un interesante curso sobre teoría feminista del siglo XIX en el Espai Francesca Bonnemaison . Esta primera sesión "De la teoría feminista a la práctica política" estuvo a cargo de Rosa Cobo , profesora de sociología de la Universidad de A Coruña. Ella con mucha lucidez nos introdujo a las/os participantes en los interesantes caminos de este pensamiento que abarca todas las esferas de la vida social. He aquí algunas de las ideas que planteó: En el feminismo encontramos tres dimensiones definidas. Una de ellas es que posee una tradición intelectual y es, a la vez, un movimiento social. Otra es que, como tradición intelectual y movimiento social, tiene tres siglos de historia (más que el marxismo, por ejemplo); el primer texto feminista surge en el siglo XVII. Y otra dimensión es que, como movimiento social, tiene un pasado intachable en el que ha utilizado dos elementos básicos para cambiar la situación de subordinación de las mujeres: la argumentación intelect

Detritus cotidianos: la mariposa en el sofá

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No puedo negar la influencia de Benjamin ni de Proust ni mi predilección por aquellas otras perspectivas que abogan justamente por volver la vista hacia esos pequeños acontecimientos de los que está hecha la vida. Detritus. Eventos minúsculos que son sistemáticamente desechados no sólo en el campo “objetivo” de la ciencia social sino también del transcurrir vital. Miramos de reojo lo pequeño, lo obvio, lo aparentemente insignificante. Lo descartamos por simple, por cursi, por reiterativo. Y olvidamos, a veces, que en la observación detallada de esas minucias se encuentra la materia prima de la vida y sus esferas. Existe una cierta tendencia, en muchos campos y saberes, hacia lo grandilocuente, lo magno que deviene en importante. Lo central. Por ello descartamos aquellos murmullos opacos que casi siempre suceden en la periferia, o en los bordes, o en los intersticios. Y cuando por x o y razón decidimos volver la mirada hacia ellos hay un irresistible afán por desestimar nuestra intenci

Un poema

Canción de primavera Hago el camino del pan con un saco de penas en las manos. Voy de los ojos de la gente al vetusto carro de la compra -un hombre me mira con lujuria- y pienso que me tomaré un vino rojo en lugar de cortarme los párpados. Lo beberé despacio mientras descubro el cielo gris con un par de golondrinas despistadas y adivino la línea plata de la mar oculta bajo un grueso manto de edificios. Beberé despacio para exorcizar la nostalgia endémica que se mete entre los huesos sin consultarlo, justo hoy, viernes de mayo. ........ Martha Cecilia Cedeño Pérez L'Hospitalet de Llobregat - Barcelona, Mayo de 2009

Migraciones, trenzando palabras

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Acabo de recibir el libro Migraciones, trenzando palabras; editado por la Universidad de Almería . El texto contiene las obras de los ganadores del III Certamen Internacional "Traspasando Fronteras" , en la modalidad de fotografía, cuento y poesía, del Laboratorio de Antropología social y cultural de dicha universidad. Allí se presentan las obras fotográficas premiadas "Algún día..." de María Luisa Molina Ibáñez e "Integración inmigrante" de F. Javier Arcenillas Pérez . Los relatos cortos de José Miguel Paz Cabanas "Nazaret junto al mar"; José Antonio Leal Canales , "La espera"; Eduardo César Cabrera , "La mejor imagen" , y de Concepción Fernández González "Mi mamá blanca". Los poemas de María Dolores Lugo Sánchez "Raíces al aire"; Martha Cecilia Cedeño Pérez "Caminos en suspenso (con un lamento)"; Adrián Ballester Cerezo , "Pisadas sin Huellas"; y José Sánchez Hernández "Ju

Benedetti (a mi manera)

Iba a subir una entrada que tengo preparada hace varios días pero una noticia me ha hecho cambiar de opinión: Benedetti ha muerto. El poeta de las palabras comprometidas con las que, quienes entramos en la adolescencia en la década de los 80, descubrimos la lumbre de los versos. Una luz beligerante y al mismo tiempo sencilla, sin retóricas ni metáforas imposibles, sin otras intenciones que la de reflejar aquellos componentes básicos de la condición humana: el amor solidario ligado a aquellos ideales de equidad, de justicia, de bien común –elemento que, por cierto, muchos críticos literarios le enrostran como si fuese un pecado. (No es mi interés aquí hablar sobre la calidad o no de la obra de Benedetti, mi único interés es recordarlo de manera personal, ligado a aquellas circunstancias vitales en que supe que existían sus palabras). A Benedetti lo conocí cuando estudiaba la carrera de letras y lo quise gracias a un muchacho que por entonces estudiaba medicina. El me leía versos de Bene

Totó, la primera novela de Magdalena González Acuña

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El pasado miércoles 6 de mayo estuve en la presentación del libro Totó de Magdalena González Acuña . A Madi, como le decimos en confianza quienes somos sus amigas y amigos, la conocí hace ya varios años. Con ella tuvimos la fortuna de viajar a Castilla y León, en la Semana Santa de 2005. Recorrimos Valladolid y luego fuimos hasta el pueblo Villaco de Esgueva, un bello caserío en donde sobresale la iglesia parroquial de San Sebastián, un edificio gótico de piedra construido en el siglo XVI. Allí Madi tiene una preciosa casa de madera desde la que se divisan los llanos cultivados de cereales, las bodegas de vino enclavadas en las rocas. Pues bien, además de compartir con ella y su familia unos días espléndidos (inolvidable aquel cordero lechal y las salidas a Peñafiel), tuvimos la oportunidad de conocer una bella tierra que ya desde mis épocas de colegio avizoraba, alentada por aquellos Campos de Castilla a los que tan bien cantó Machado. Lo anterior me permite hablar un poco de Magdale

Poema de Walt Whitman

Momentos elementales Momentos elementales -cuando me sorprendéis- ¡oh, ahora estáis aquí! Sólo os pido los goces de la lascivia, El chorro de mi pasión, la vida exhuberante y grosera, Hoy iré en busca de los hijos predilectos de la naturaleza y esta noche también, Yo soy de los que creen en goces carnales, comparto las orgías de los muchachos a medianoche, Bailo con los que bailan y bebo con los que beben, Resuena el eco de nuestros gritos indecentes, elijo para amigo preferido la persona la persona más baja, Será rebelde, ruido, iletrado, será uno que los otros condenan por sus delitos, No seguiré representando, ¿por qué habré de renunciar a mis compañeros? ¡Ah, gente a la que todos rehúyen, yo al menos no huyo de vosotros, Me mezclo con vosotros, seré vuestro poeta, Será más para vosotros que para nadie! ...... Walt Whitman , Hojas de Hierba , traducción de Jorge Luís Borges, Lumen, Buenos Aires, 1969, pág. 138

Amanecer

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A veces tenemos la fortuna de contemplar alguna de esas maravillas fugaces, breves destellos de belleza que aparecen y desaparecen como por arte de magia. Cosas sencillas que están ahí, al alcance de nuestros ojos. Como este amanecer deshilachado que me sorprendió mientras inútilmente me peleaba con las palabras. Amanecer que refleja un raro contraste: lo urbano bajo el influjo de una belleza sin artificios y sin concesiones.

Caminos en suspenso

VI No eres tú aquel de la sombra sobre el muro, el huido, el desplazado del viento, el que un sábado sin nombre cabalgó el cadáver triste del horizonte y encontró una tierra de estíos perpetuos. El que cada noche cena sin lumbre y ve las risas de los hijos reflejadas en su cara y una brizna de luz que impávida se filtra por la ventana pese al polvo y a las botas de los golpes secos. No eres tú el nacido en la mar Poseidón de las rocas y las algas, el forjador de utopías con los dedos, el constructor de casas a prueba de silencios, el bucanero de paisajes áridos y su turbante de acero, el habitante de los bancos abandonados de los parques con sus palomas y sus perros felices. No, no eres tú el paseante de calles solitarias cuya canción quiebra las aceras y los cuerpos ajenos. -No has venido hasta aquí para abrir los ojos de los huérfanos ni de los que buscan el agua debajo de las piedras-. No hay voces que te nombren figura sin sombra y sin palabras. ...... Martha Cecilia Cedeño Pérez .

La carne y el miedo

La mujer se dirige al carnicero y pide que le ponga unos filetes de ternera. Tiene la voz recia y firme pese a los años que se marcan en las hondas depresiones de su rostro. Huellas que dibujan un ayer de miserias, guerras e incertidumbres. "La quiero tierna para hacerla a la plancha " . "Esta que usted ve ahí, es la mejor" le contesta el hombre con una voz seca y cortante que recuerda los aires porteños. "Bueno, pues pónme de esa". El hombre agarra con diligencia el trozo de carne y lo coloca sobre una tabla de madera. Luego pone el cuchillo brillante y de hoja ancha sobre ella y hace el gesto de empezar a cortar como adivinando el grosor que le vendría bien a la mujer. Pero antes de decidirse del todo pregunta con una voz mecánica y plana "¿Así está bien o la quiere más fina? "Así está bien. A mi me gusta más el cerdo pero ahora con lo de la gripe porcina pues compro ternera. Y cuando había lo de las vacas locas compraba cerdo. Con tantas peste