El equipaje de la memoria (II)
Otro pasaje recóndito de nuestra vida en el alto pueblo andino, es la existencia de una extraña maleta de viaje que descubrí debajo de una de las camas de las habitaciones de huéspedes. Era de cuero marrón y estaba atada con dos cuerdas del mismo color. Cuando se lo mencioné a mamá, lo primero que me dijo fue que de ninguna manera se me ocurriera abrirla porque seguramente pertenecía a los antiguos dueños de la casa y que lo consultaría con papá para hacer las pesquisas respectivas. No entendía a qué pesquisas se refería pero desde ese momento toda mi atención se concentró en saber qué cosas habían dentro de ella. Me obsesionaba la idea de hurgar en los secretos que allí pudiesen estar escondidos a la espera de que alguien, yo, los devolviese a la luz. Sé que mis padres preguntaron a los vecinos sobre la persona propietaria de la maleta y que éstos les dijeron que seguramente pertenecía a una mujer joven que había sido profesora del colegio durante muchos años y que un día, sin desped...