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Mostrando entradas de julio, 2010

No den de comer a los pelícanos (poesía)

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No den de comer a los pelícanos   es el primer libro de Pilar Osorio Morán , una poeta de altos vuelos y una persona estupenda.  A Pili la conocí a finales del siglo pasado (noviembre de 1999)  cuando yo era una  recién llegada del trópico que empezaba mi andadura por el doctorado de Antropología del Espacio y el Territorio, dirigidido por Manuel Delgado, en la Universidad de Barcelona. Con ella, además de compartir las clases de doctorado, empezamos a gestar una amistad que  desde entonces ha ido a más. Aún recuerdo aquellas reuniones espléndidas con nuestro grupo de amigas entre las cuales estaba  también Gabriel de la Peña, Pilar Larramona y Helena Casanovas. ¡Cómo olvidar esa pasión por el espacio público y la vida que contiene en las palabras ardientes de Manuel y nuestra reacción ante una temática que para la mayoría era novedosa! ¡Y aquellos encuentros en la terraza de la casa de Pili en los primeros veranos del nuevo siglo con Luna pequeñita pero con muchas ganas de regar las p

El perro embarazao

Hace dos mañanas me despetaron los gritos atronadores de una mujer. Eran justo las siete. La fémina protestaba porque alguien había lanzado agua en su terraza desde un piso incierto para callar a uno de sus perros que no paraba de ladrar. ¡ Fueron los de arriba ! dijo adornando sus palabras con florituras magníficas que nunca en mi vida había escuchado.  Escupía vocablos potentes que hacían referencia a "vergüenzas" íntimas, a suciedades, a una escatología plena; vamos, a un amplio, sonoro y profundo léxico de las entrañas españolas.  ¿ Serán c**** estos  h****** , m***** que no dan la cara? ¡Si es un **** o una **** le rompo las costillas con un martillo! C***, g***, m***, me***, hdp... etc. etc. etc.   ¡Nunca había escuchado tantos tacos por minuto!  Pero lo más hilarante de todo fue cuando la susodicha terminó con una lúcida perorata  ¿A quién se le ocurre echarle agua a mi perro embarazao? Si le da un ataque al corazón juro que mato al desgraciao que lo ha hecho. ¡Mira q

A la mama

Madre de frente pálida ¿Cómo no mirarse en los ojos donde se anuncia el alba? Serenos como la mar grandes cual la distancia. Ojos de miel de lluvia de albahaca. Hoy miran la tierra buena las Nubes y un sendero de nostalgias. Recuerdan a sus cinco frutos ayer, risa de niños hoy, batir de alas; sólo sus fotos quedan en las ventanas de la casa. Ojos de madre triste de miel de lluvia de albahaca. (Barcelona, 2000)

El equipaje de la memoria (II)

Otro pasaje recóndito de nuestra vida en el alto pueblo andino, es la existencia de una extraña maleta de viaje que descubrí debajo de una de las camas de las habitaciones de huéspedes. Era de cuero marrón y estaba atada con dos cuerdas del mismo color. Cuando se lo mencioné a mamá, lo primero que me dijo fue que de ninguna manera se me ocurriera abrirla porque seguramente pertenecía a los antiguos dueños de la casa y que lo consultaría con papá para hacer las pesquisas respectivas. No entendía a qué pesquisas se refería pero desde ese momento toda mi atención se concentró en saber qué cosas habían dentro de ella. Me obsesionaba la idea de hurgar en los secretos que allí pudiesen estar escondidos a la espera de que alguien, yo, los devolviese a la luz. Sé que mis padres preguntaron a los vecinos sobre la persona propietaria de la maleta y que éstos les dijeron que seguramente pertenecía a una mujer joven que había sido profesora del colegio durante muchos años y que un día, sin desped

El equipaje de la memoria (I)

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Mi amiga Amaranta Güell me ha pedido que publique esta narración escrita hace algunos años. No me he podido negar. La presentaré en dos partes porque es un poco larga. A mi me ha gustado y no lo digo motivada por el afecto sino por la emoción que me ha producido su lectura. Aquí va. El equipaje de la memoria A la mama Nos marchamos con la misma celeridad descomunal con la que habíamos llegado. De repente nos vimos encerrados en una casa calurosa en la que apenas había un patio interior con un gran árbol, el único vestigio de aquel edén amplio y claro en el que pasé los años más ligeros de mi vida. Ahora vivíamos en un pueblo en el que mi labor de exploradora se limitaba a una sola calle desvencijada, justo la de enfrente de casa. En eso consistía mi libertad. Lo supe justo cuando mamá nos advirtió que no podíamos salir solos porque Aquí la vida aquí es muy distinta, hay mucha maldad ahí afuera, nos dijo compungida. Con nuestro desplazamiento al pueblo papá tuvo que contratar a u

Un proyecto literario

Por fin, después de años de escrituras al filo de la madrugada entre inviernos y veranos, hoy he concluído un proyecto literario largamente acariciado. Me parece una buena señal que lo haya finalizado justo un 1 de julio.  Estoy feliz y cansada. Cansada de despertares tempranos que, sin embargo, me han permitido contemplar  amaneceres espléndidos, mágicos, desde mi ventana.  Cansada de escribir entre colegios, trabajos precarios, oficios repetitivos y minucias cotidianas. Ahora mi proyecto reposa encima del escritorio. Me mira con los ojos bien abiertos. Lo tendré ahí un tiempo para que sedimente lo necesario antes de perder la vergüenza y compartirlo con la gente que quiero y me quiere.  O con otra gente... Ahora no sé nada. Sólo experimento algo parecido a la felicidad. He cumplido conmigo misma y con las palabras.  ¡Eso ya es una triunfo!