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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Tres poemas de Antonio María Flórez

Ayer, en una de esas coincidencias magníficas de la vida, me encontré con el poeta hispanoamericano Antonio María Flórez , a quien había visto por última vez en Barcelona hace dos años. Fue uno de esos momentos increíbles en que confirmas efectivamente, aquel lugar común de que el mundo es un pañuelo. Y después de los abrazos y las respectivas preguntas,   me regaló uno de sus últimos libros Corazón de piedra (littera Poesía, 2011). Y me invitó a la presentación de su último poemario   Bajo tus pies la ciudad (De  la luna libros, 2012), que estoy ansiosa de leer. Sobre éste hay un excelente trabajo de Emilia Oliva, que se puede leer en el siguiente link: http://ensentidofigurado.com/ESF48-31b.pdf   De Corazón de piedra : MÁS ALLÁ                                      Eso  que intuyes más allá de las sombras, de ese mar  que resuena en la noche inagotable  de los sueños,             es la esperanza.                                       - ¿Apesar de la fiebre? A pesar.

DES DEL DESERT

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El lunes 1 de octubre mi amigo Josep Anton Soldevila  presentará su libro Des del desert  (in-Verso edicions de poesia) en el Ateneu Barcelonès.  Es una pena no poder estar allí para disfrutar de sus versos serenos y profundos, de sus palabras siempre plenas y renovadas.  A quí os dejo la invitación:

Noche de hotel

A las 13:00 horas  me registro en el hotel Ambalá, situado en el centro de la ciudad. Un lugar sin grandes espavientos pero bastante cómodo (y nada barato, por cierto). "Doctora, su habitación es la 805",  dice la chica de la recepción mientras me entrega la llave correspondiente. No es la primera vez que me hospedo aquí, así que ya conozco el camino.   En el cuarto, espacioso y pleno de luz gracias a una pared-ventana en cuyo costado hay una puerta que da paso a una terraza desde donde se observa una parte de la ciudad y una montaña exhuberante,  hay una cama doble vestida con una manta de algodón de color azul profundo,  dos mesitas de noche con sus respectivas lámparas, un televisor de pantalla plana sujeto a la pared, un escritorio y un armario  de madera...  En suma un conjunto básico y bien dispuesto sin mayores artificios ni pinturas mal copiadas ni decoración estridente, todo a juego con las paredes de un blanco impoluto. Después de una ducha  caliente, bajo al