Tres poemas de Friedrich Nietzsche

Ha sido un re-descubrimiento estupendo: los poemas de F. Nietzsche. Tanto que esta semana, entre disertación y disertación, entre clase y clase, entre reunión y reunión he tenido conmigo esos versos profundos, directos, redondos de este gran padre de la sospecha, esta vez de la sospecha poética.   Me he alejado con ellos de los vulgares caminos de la cotidianidad, de las tardes de lluvia de esta ciudad gris y canalla, de las piedras oxidadas de los caminos. Me ha subyugado la eternidad de la belleza y la armonía y la perennidad de la palabra encendida.

Aquí os dejo tres poemas.

A LA MELANCOLÍA

No te enojes conmigo, melancolía
porque tome la pluma para alabarte
y, alabándote, incline la cabeza
sentado sobre un tronco como un anacoreta.
Así me contemplaste ayer, como otras muchas veces,
bajo los matinales rayos del cálido sol:
ávido el buitre graznaba en el valle,
soñándome carroña sobre madera muerta.

¡Te equivocaste, pájaro devastador,
aunque momificado descansara en mi leño!
No viste mi mirada llena de placer
pasear en derredor altiva y ufana;
y que cuando insidiosa no mira a tus alturas,
extinta para las nubes más lejanas,
se hunde en lo más profundo de sí misma
para radiante iluminar el abismo del ser.

Muchas veces sentado en soledad profunda,
encorvado, cual bárbaro oferente,
pensaba en ti, melancolia,
¡penitente, pese a mis pocos años!
Sentado así, me complacía el vuelo del buitre,
el estruendo de la avalancha,
y tú, inepta quimera de los hombres,
me hablabas con verdad, mas con horrible  y severo semblante.

HACIA NUEVOS MARES

Allí quiero ir; aún confío
en mi aptitud y en mi.
En torno, el mar abierto, por el azul
navega mi barca genovesa.
Todo resplandece nuevo y renovado,
dormita en el espacio y el tiempo el mediodía.
Solo tu ojo -desmesurado
me contempla ¡oh Eternidad!

ECCE HOMO

¡Sí! ¡Sé de dónde procedo!
insaciable cual la llama
quemo, abraso y me consumo.
Luz se vuelve cuanto toco
y carbón cuanto abandono:
llama soy sin duda alguna.

Tomado de Friedrich Nietzsche, Poemas, Hiperíón, Madrid, 2010

Comentarios

Entradas populares de este blog

Caracola, un poema de Federico García Lorca

Tres poemas de Eduard Sanahuja

"El sabor de la nada": un poema de Charles Baudelaire