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MAMÁ ROSITA – Parte I Rosa, Rosita, Rosa Tenía los ojos verdes. Dos farolillos encendidos que hablaban en un roce de párpados.  Eran juguetones y dulces. Brillaban con la sabiduría de una vida hecha desde las márgenes.  Y así fue, en efecto, desde su nacimiento -en  un lluvioso octubre-  ocurrido en los albores del siglo XX,  en una tierra estéril y triste.    Su madre Sara supo que estaba de parto cuando un torrencial se deslizó por sus piernas e inundó la casa. Entonces como pudo avisó a la partera de esos contornos para que le ayudase en la tarea fundamental y siempre sorprendente de traer un nuevo ser a un mundo para nada claro, sobre todo para Rosa cuyo camino estaría signado por ser una hija “natural”, una “bastarda”. La hija no reconocida de un terrateniente casado y con una prole magnífica que seguramente heredaría su fortuna.  Rosa. Rosita. Rosa. Sería siempre la hija de una mujer casquivana que no tuvo ningún remilgo en acostarse con su “patrón” a sabiendas d

Los últimos estertores de la guerra

El pasado miércoles 22 de junio, mientras daba los últimos toques a mi look de proletaria ilustrada,   escuché la noticia más importante de los últimos 60 años: ese día era el último de la guerra en Colombia. Una guerra que ha bañado, literalmente, los campos y las ciudades de muerte.  Una confrontación demencial que ha acabado con la vida de cientos de miles de personas y  ha expulsado a millones de ellas de sus tierras, sus casas, sus  sueños.    Una "guerra de baja intensidad" -como suelen llamarla algunos- que según el Centro de Memoria Histórica   desde 1958 hasta el 2012 mató a  258.000 personas. Y que ha ocasionado otra serie de situaciones de dolor tal como se puede percibir en las siguientes estadísticas del organismo antes mencionado : -Entre 1970 y 2010 ocasionó el secuestro de 27.023 -Entre 1981 y 2012  produjo 16.340 casos de muertes selectivas y 23161 víctimas -Entre 1988 y 2012 ocasionó 716 casos de acciones bélicas con 1344 víctimas, 5138 ataques