¿Espacio Público en Bogotá?
En el marco del XI Congreso Latinoamericano de humanidades, Inteculturalidad y Exclusión en la Época de la Globalización, organizado por la Vicerrectoría de Universidad Abierta y a Distancia -VUAD- de la Universidad Santo Tomás, presenté la ponencia "La calle y sus fronteras (in)visibles: aproximación a algunos espacios urbanos de Bogotá". Comparto en esta bitácora el resumen de dicho trabajo de investigación:
Resumen
En
teoría, los espacios públicos urbanos son comarcas abiertas en donde es posible
disfrutar del derecho de acceso universal al estilo kantiano y más allá,
territorios de franca democracia en los cuales se ejerce una ciudadanía sin
cortapisas. En ellos, supuestamente, todas
las personas somos iguales y por lo tanto podemos trasegarlos, ocuparlos,
recorrerlos, vivirlos como nos apetezca. Sin embargo no siempre es así. O al
menos no en el caso colombiano. Si bien es cierto que en Europa existe una
noción de espacio público muy ligada a esa primera acepción de lugar de
tránsito, de recorridos, de encuentros, es decir, lugar de apertura en todos
los sentidos y por ello mismo diseñado y
acondicionado para dichos fines, en el contexto nuestro la realidad es otra. Ello
se refleja por un lado en la poca importancia que se da a la construcción
y mantenimiento de comarcas públicas para el acceso y disfrute de la ciudadanía
y en aspectos como la falta de adaptación de los espacios urbanos a la variedad
poblacional, esto es, a la singularidad de quienes practican y usan la ciudad:
calles con aceras estrechas o sin rampas que permitan el acceso de personas
mayores o con dificultades de movilidad, falta de cebras en cruces
estratégicos, baches o agujeros en los espacios destinados a los tránsitos
peatonales, suciedad, ausencia de bancos, etc.
Pero existen otros factores aún más
preocupantes. Uno de ellos es que los
territorios urbanos abiertos de nuestras ciudades parecen diseñados para una
clase media general -blanca, joven, sana, masculina-; y otro, es que el espacio
público en nuestro contexto es un elemento en construcción, esto es, un objeto
amorfo al cual la polis no le ha dado la importancia que se merece. Y sumado a
lo anterior hay otro aspecto no menos importante que no sólo condiciona el
disfrute de los espacios abiertos sino que constituye en sí mismo una barrera
casi insuperable: la sensación de que el espacio público está signado –irremediablemente-
por el miedo, por la idea real o
infundada del peligro y la inseguridad.
Este
trabajo es una primera aproximación a ciertos espacios públicos urbanos de
Bogotá en los que se observa verdaderos obstáculos para los tránsitos, los
encuentros, las esperas, las derivas de los y las urbanitas. Allí se evidencia,
por ejemplo, cómo las personas mayores, las mujeres con niños pequeños, los
individuos con alguna discapacidad física se ven en verdaderos aprietos para
cruzar una calle, para subir a una cera, para acceder de manera fluida al
sistema de transporte público. Y allí también se pone de manifiesto como en el
reino de los vehículos los/as transeúntes son seres frágiles en sus
trayectorias y recorridos urbanos. En este sentido la ciudad se convierte en un
espacio de exclusión cuyas fronteras –algunas invisibles- impiden el acceso y
el disfrute de esas comarcas urbanas de aparente democracia e igualdad.
Fotos: Marthacé
Fotos: Marthacé
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