Divagaciones sobre la ciudad, sus calles, sus multitudes en perpetuo trance y sus individuos sonámbulos. Relatos sobre cuerpos en movimiento y paisajes efímeros; elogio a la mirada, a la poesía de lo cotidiano, a la vitalidad de los bordes y otros asuntos...
Por Empuriabrava y sus connotaciones
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¿Qué hacen ustedes aquí? pregunta una mujer entrada en años en un malísimo castellano. Estamos paseando y haciendo fotos, decimos nosotros casi a la vez. ¿Pasa alguna cosa? preguntamos molestos. Esto es un lugar privado y no se puede entrar y yo soy la presidenta de propietarios. Sorpresa. Y ¿usted sabe qué país es éste, señora? Replicamos. Que yo soy la presidenta y no pueden estar aquí. ¿Sabe en que país está usted? Volvemos a inquirir con idéntica respuesta. La mujer nos mira casi con desprecio. Tiene acento alemán y vive en Illa Cartago. Una isla mínima, cubierta de casas bellísimas con mar propio en el patio. ¡No se puede entrar aquí! Gruñe la mujer. No podemos creerlo. Ese recodo de mundo, rodeado de mar y de bellezas heridas por la especulación inmobiliaria, es un lugar prohibido para los demás mortales. Y, en efecto, un letrero en alemán ya nos advertía de ello. Pero no sabemos su idioma, señora. Estamos en Empuriabrava, una ciudad construida en 1967. La marina residencial más grande del mundo con canales artificiales y casas fabulosas con garajes para yates y coches. Una ciudad de ricos, dice una de mis compañeras de viaje. De inmigrantes ricos. Guiris con muchísimos ceros a la derecha que forman guetos de lujo en el que sólo hablan su idioma, escuchan su música, sus emisoras, beben sus licores y se emborrachan en ario. A ellos no se les pide que se integren ni que aprendan ya no el catalán sino el castellano. No lo necesitan. Son ciudadanos de primera categoría con el poder suficiente para amarrar su yate en el patio trasero y tomar el sol en él mientras leen un libro. Berlín. Así se llama uno de los barcos que observé mientras dábamos un paseo por los canales. Y en el Berlín había un hombre sin camisa con la piel enrojecida y los ojos entrecerrados.
Esos extranjeros/as no son inmigrantes. Ni hacen parte de esa horda de desarrapados que quitan puestos de trabajo, ensucian las calles, enamoran a hombres y mujeres nativas. Gente que afea las calles y las casas y los paisajes y que además llega en pateras. Ellos jamás podrán vivir en Empuriabrava ni ir allí de paseo.
Aquí, en esta Venecia mediterránea, todo tiene un precio: el mar, el sol, la tramontana. Y también los amaneceres, las montañas nevadas y el salitre que se adhiere a la piel y a los sentidos. Y las casas, los yates y los coches descapotables. Un precio altísimo para cualquier ciudadano o ciudadana media de este país que sólo puede conformarse, si puede, con mirarla. Aquí va un vídeo que he colgado en Youtube.
Extranjeros con poder adquisitivo en un país pobre a la vez que en un pobre país, dejan entrever su ignorancia y basta educación cultura, ante los que nos llaman inmigrantes de países ricos empobrecidos por la sobreexplotación de sus riquezas y subyugación al capitalismo que, sí tenemos educación, formación, principios,cultura y buenas costumbes. Isabel.
Martha, me he suscrito a tu web en youtube, espero tu aceptación. Siento lo del nombre, pero eso nos ha pasado por ser traviesas..., je, je... de paso aprovecho y corrijo unos errores de redacción. Un besote.
Extranjeros con poder adquisitivo en un país pobre que es a su vez en un pobre país; dejan entrever su ignorancia y basta educación cultural, ante los que nos llaman inmigrantes de países verdaderamente ricos (como son los nuestros), empobrecidos por la sobreexplotación de sus riquezas y subyugación al capitalismo, que sí tenemos educación, formación, principios,cultura y buenas costumbes. Isabel.
Mi hija Luna recita este bellísimo poema de Federico García Lorca en el video que presento a continuación, elaborado por quien esto escribe para un curso sobre edición digital que acabo de culminar. Me parece una buena manera de despedir este año que ya agota sus últimos pasos. ¡Salud! Caracola A Natalia Jiménez Me han traído una caracola. Dentro le canta un mar de mapa. Mi corazón se llena de agua con pececillos de sombra y plata. Me han traído una caracola.
"A las nueve de la mañana, mientras desayunábamos en la terraza del Habana Riviera, un tremendo golpe de mar a pleno sol levantó en vilo varios automóviles que pasaban por la avenida del malecón, o que estaban estacionados en la acera, y uno quedó incrustado en un flanco del hotel. Fue como una explosión de dinamita que sembró el pánico en los veinte pisos del edificio y convirtió en polvo el vitral del vestíbulo. Los numerosos turistas que se encontraban en la sala de espera fueron lanzados por los aires junto con los muebles, y algunos quedaron heridos por la granizada de vidrio. Tuvo que ser un maretazo colosal, pues entre la muralla del malecón y el hotel hay una amplia avenida de ida y vuelta, así que la ola saltó por encima de ella y todavía le quedó bastante fuerza para desmigajar el vitral". Así comienza el cuento "Me al quilo para soñar" que hace parte del libro Doce cuentos peregrinos de Gabriel García Már quez y lo traigo a colación por que una de ...
A propósito de aniversarios próximos -Sant Joan me espera-, del tiempo que pasa sin piedad, de escepticismos crónicos, de nostalgias mañaneras, de años de inconsistencia, de fragancias perdidas, de amores al borde del abismo, de aliento vencido... este poema de Charles Baudelaire , en Las Flores del mal . ... El sabor de la nada Alma triste que antaño tanto amabas la lucha, la Esperanza que un tiempo espoleaba tu ardor ya no quiere montarte. Sin pudores, ve y túmbate como un viejo caballo que tropieza con todo. Corazón, capitula; duerme un sueño bruto. ¡Alma exhausta, vencida! Para ti, vagabundo, ni el amor ni la guerra pueden ya cautivarte. ¡Adiós, pues, oh clarines y suspiros de flauta! ¡Olvidad, oh placeres, a ese pecho sombrío! Su fragancia ha perdido la gentil primavera. Me va el Tiempo engullendo de minuto en minuto como engulle la nieve un cadáver ya rígido; desde lo alto contemplo estar tierra redonda y renuncio a encontrar el amparo de un techo. ¿Por qué, alud, no me arrastras...
Comentarios
Isabel.
Siento lo del nombre, pero eso nos ha pasado por ser traviesas..., je, je...
de paso aprovecho y corrijo unos errores de redacción.
Un besote.
Extranjeros con poder adquisitivo en un país pobre que es a su vez en un pobre país; dejan entrever su ignorancia y basta educación cultural, ante los que nos llaman inmigrantes de países verdaderamente ricos (como son los nuestros), empobrecidos por la sobreexplotación de sus riquezas y subyugación al capitalismo, que sí tenemos educación, formación, principios,cultura y buenas costumbes.
Isabel.