España, Baltasar Garzón y la desmemoria

Hace más de diez años que vivo en este país y una de las cosas que aún me sorprenden es el grado de desmemoria que parece afectar a gran parte de la sociedad española. Hay una suerte de amnesia colectiva, un empeño sistemático en olvidar los años de barbarie y de miseria. Es como si con la transición se hubiese borrado de un soplo toda la historia anterior a 1976. Me parece que en este caso se ha llevado aquella máxima de “borrón y cuenta nueva” a sus últimas consecuencias. Dictador muerto: rey puesto. Amnistía para todos los verdugos. Más tierra sobre las fosas de los miles de desaparecidos, asesinados, masacrados. Aquí no ha pasado nada. La memoria histórica yace en una fosa común. La democracia es sólo una mueca.
Y cuando alguien tiene el valor de volver sobre esa memoria triste que aún arrastran muchos españoles y españolas, la falange (me causa repulsa los pasos de Fraga y sus fotos de ayer junto al generalísimo) y otros grupos de ultraderecha, se rasgan las vestiduras y reclaman la cabeza del juez que no es otro que Baltasar Garzón. Lo peor de todo no es que los nostálgicos del franquismo (muchos más de los que se supone) presenten una querella sino que una parte de la justicia le dé cabida. “The real crimes in this case are the disappearances, not Mr. Garzón’s investigation”, dice el New York Times en su editorial del dia 8 de abril.
El caso de prevaricación del que se acusa al Garzón no es otra cosa que la cacería feroz de la derecha española, la desazón que experimenta ante el desvelamiento de la corrupción que la corroe por dentro (el caso Gürtel, por ejemplo). Pero también es el miedo terrible que siente ante el descubrimiento de su propia historia teñida de crímenes atroces. Un genocidio sobre el que es necesario y urgente empezar a investigar como ya se está haciendo en Argentina y Chile. Es inconcebible que los crímenes contra la humanidad en los que se cuenta las desapariciones forzadas de más 114.000 republicanos en la guerra civil (1936 – 1939) y de la dictadura franquista (1939 – 1975), tal como lo señala Le Monde, permanezcan bajo el manto oscuro de la desmemoria. Es como si aquí no hubiese pasado nada grave: cuarenta años de dictadura saben a poco. Se quiere banalizar un período terrible de la historia española. Lo que sin lugar a dudas es profundamente preocupante.
Es inconcebible desde todo los puntos de vista que en este país se pretenda sentar en el banquillo de los acusados a Baltasar Garzón, una de las pocas personas íntegras que se ha tomado en serio el deber histórico de volver sobre la memoria, la necesidad vital de no olvidar las atrocidades de la dictadura; la urgencia de saber en dónde están aquellas víctimas anónimas a los que miles de familias aún lloran. No se puede construir una verdadera democracia sobre los cimientos de la desmemoria, del olvido más perverso.

Comentarios

gato de Cheshire ha dicho que…
Cierto, linda,es trágico.
Martha, estamos en el resurgir de la España Inquisicional.
Por lo visto, quienes tienen el poder de la sin razón, les gusta las historias arcaicas dónde un ser ha de ser domado bajo los pobres criterios de grupos selectos con poder para la corrupción y la violación de los derechos fundamentales de las persona.
Este caso es sólo una muestra de qué es lo que se mueve en España de manera solapada.
Isabel
Gracias a las dos por pasear por estos territorios.
Isa ¿No se por qué apareces con mi nombre? Creo que se quedaron mis datos grabados en tu ordenador...
¡Vaya sorpresa!
Martha
Hola Martitha, je, je..., ¡eso ha pasado por que me dejaste expuestos todos tus secretos en mi ordenata...!!!
Por cierto, en Perú, se vivió la épeca de Inquisión, en dónde a los que se les consideraba que hacían brujería o cometían delitos, pasaban por penas crueles.
Para mí, España, no ha olvidado viejos tiempos, tiempos de la conquista de nuestas hermosas tierras y destrucción de nuestras riquezas. Por eso aplica esta norma: todo el que piense, es brujo, entonces a la hoguera para quemarlo. Es lo que en mi humilde opinión, se está haciendo con el Juez Garzón, en su propia tierra que retoma sistemas retrógrados para acallar a quién no le conviene escuchar.
Un besote.
Isa

Entradas populares de este blog

Caracola, un poema de Federico García Lorca

Tres poemas de Eduard Sanahuja

"El sabor de la nada": un poema de Charles Baudelaire