DIARIO EN TIEMPOS DISTÓPICOS: MARZO NO ES UN MES PARA VERSOS

Marzo de 2020

Y marzo no es, efectivamente, el mes en el que se deja el invierno y se saluda el renacer del mundo. Al contrario. El coronavirus ha trastocado cada una de las fibras de la vida tanto de aquella que se produce a ras del suelo como la de las altas esferas.   Pero eso no lo intuimos el 25 de febrero cuando se detectaron los primeros contagios  en la península (Madrid, Barcelona y Castellón); ni cuando, días más tarde, el 4 de marzo, se confirmó la primera muerte relacionada con ese bendito virus en Valencia. ¡Y lo peor de todo es que  ésta se había producido varios días antes:  el 13 de febrero! ¡Vaya mierda! dijimos en casa. Eso es gravísimo: significa que el virus ya está aquí y que hay mucha gente contagiada y no lo sabe, no lo sabemos.  Significa que estamos jodidos.
Y no nos equivocamos.

El 7 de marzo en el telediario informaron que en un funeral de Vitoria celebrado dos semanas antes se habían contagiado más de 60 asistentes. Y el 8 de marzo ya había 674 casos diagnosticados y 10 muertos en España. Y pese a ello ese día hubo partidos de fútbol, comidas, mítines fachas, conciertos y marchas como si nada pasase.  Mi hija y yo a última hora decidimos no asistir a la de Barcelona por simple precaución, simple sentido común. Y eso no nos hace menos luchadoras y conocedoras de nuestro papel en el mundo.  ¡Somos y seremos feministas hasta la médula!

Y  a partir de ese momento todo se vino abajo. La indiferencia dio paso a la incertidumbre y al miedo. ¡No sé en que momento se puteó el mundo, mamá!  Me dijo mi hija hace un par de días. Aplazamiento de fiestas y elecciones, cierre de colegios, caída del IBEX 35, inyección de dinero a la sanidad, medidas económicas para paliar el impacto del virus de los cojones, y, finalmente, el 14 de marzo, el confinamiento de toda España.

Desde entonces las cifras no han parado de crecer  y hoy 26 de marzo ya hay  más de 4 mil muertos y 56.000 contagiados.   

Y todo es incertidumbre.  Y el silencio ronda en las ventanas.  Y las calles otrora ruidosas y plenas de vida, ahora son senderos de soledad.  Y no dejamos de preguntarnos cuándo acabará este mal sueño. Cuándo volveremos a abrazarnos, a besarnos, a compartir con amigas y amigos palabras y versos, a hacer planes sin prisas, a deambular por las esquina de la ciudad sin miedo; a existir libres, sin aspavientos, sin afanes, sin incertidumbres...

Y pensamos también que esto es biopolítica. Guerra biológica. Reingeniería social. Nuevo Orden Mundial. Juego de tronos.  Juegos del Hambre. Juegos de poder. Juegos del capitalismo. Juegos para acabar con la población. Coronavirus para terminar con los débiles: enfermos, viejos y pobres.  ¡Puta realidad desquiciada!

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