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Play Strindberg

El 18 de enero tuve la oportunidad de asistir al estreno de Play Strindberg , Dansa Macabra, en el Teatro Nacional de Catalunya . Fue una estupenda experiencia sobre todo porque era la primera vez que presenciaba un espectáculo en ese espacio cultural tan importante. Un sitio creado para la representación, para el teatro en su más alto sentido. ¡Cuán distinto de aquellos modestos lugares de mi ciudad donde un puñado de soñadores levantan los telones! Recordé entonces mi corto paso por las tablas regionales en Casateus y mi amistad entrañable con los incansables de Casateatro donde tantas palabras y emociones he compartido -la última vez fue en julio del año pasado-. Eran y siguen siendo espacios culturales sencillos pero ahí todavía palpitaba el arte, la vida y la esperanza. Así que estar en el TNC fue muy emotivo, más aún viendo en escena a la catalana -hospitalense, por más señas- Núria Espert y a José Luís Gómez y Lluís Homar , en unas interpretaciones sobresalientes que conducen

Pintora de Arte Mayor

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No era necesario que un intelectual como Gerard Vilar hiciera un comentario sobre la pintora Lina María Cedeño Pérez (mi hermana, por supuesto) para darnos cuenta del valor de su obra. Eso lo sentí desde la primera vez que ví uno de sus cuadros urbanos, aquellos donde juega con los signos y desplazamientos, con sus trazos tenues y al mismo tiempo firmes. Para mí fue un descubrimiento fabuloso percatarme de aquellas figuras citadinas que insinuan una ciudad otra, plena de sentidos y al mismo tiempo enmarañada en su propio espacio-tiempo. Y este comentario viene a raíz de aquel hecho por el profesor Vilar en la revista Disturbis , que sin duda nos llena de alegría y emoción a quienes amamos a Lina, y que ahora reproduzco con orgullo y sin el menor pudor nepótico: " Hace unos pocos días recibí unas hermosas imágenes de Lina María Cedeño, una artista colombiana de la que casi nada sé. Tampoco necesito saber mucho para apreciar la calidad que -ninguna lengua podría decirlo mejor- sa

¡Se acabaron las fiestas!

¡Por fin se acabaron las fiestas!. Fueron más de 15 días de ires y venires, de comidas y compras descomunales. Días de consumo, como lo digo en una de las entradas anteriores. Días en que la felicidad parece medirse por cuánto tienes, cúanto das, cuánto adquieres, cúanto comes, cuánto... Es como si esta sociedad en la que vivo ahora quisiera olvidar para siempre los días terribles de la pobreza y la miseria, días aún cercanos, por cierto. De ahí, talvez, ese afán por llenar las barrigas y las tiendas. Y ese espíritu compulsivo también parece contagiar a quienes vienen de lejos. Según una encuesta los extranjeros, principalmente los latinoamericanos, son unos de los nuevos protagonistas de esta orgía de la adquisición. Televisores de plasma, mp4 y móviles para sus hijos pequeños y toda una serie de artículos la mayoría de ellos, innecesarios pero que parecen "igualar" en gustos y comportamientos. Y toda esa feria cansa. Cansa la superficialidad, las luces impostadas, los abarr

Que no descanses en paz, Pinochet!

Tenía que escribirlo. Tenía que decir que experimento cierto alivio por la muerte de uno de los hombres más sanguinarios de América Latina. Lástima grande que no haya sido juzgado como se debiera cuando su cuerpo decrépito aún sentía... Es una pena que la justicia internacional fuese burlada y que la justicia de su país no hubiese sido lo suficientemente prístina y valiente para castigar a ese monstruo. Ahora ya es tarde, el tirano es polvo. Y como no existe el infierno ese hombrecito sanguinario se fue con las manos manchadas de sangre y seguramente con un rictus de felicidad en la cara. Ahora nadie podrá encarcelarlo. Y ¿quién responderá por todos sus crímenes, por las desapariciones, las torturas... por toda la ignominia que creó? ¿Quién responderá por todo el dolor y el sufrimiento que ocasionó al pueblo de Chile? y ¿Quién responde por las víctimas de dictaduras similares y ciertas "democracias" fascistas en América y el mundo? Ha muerto un personaje oscuro de

El Consumo

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Es diciembre. Desde hace varias semanas lo es, sobre todo aquí, en Barcelona. El calendario así lo refleja y las luces que estallan en la calle desde la última semana de noviembre, también, y la marabunta que dócil se apresta al derroche más placentero del año. Diciembre es la apoteosis de la sociedad de consumo. Hace dos días los periódicos regionales hacían eco del temporal que afectó este largo puente de la Inmaculada y de cómo la gente lo aprovechó para abarrotar las grandes superficies comerciales. Al mal tiempo buena compra, parece ser el lema de una gran mayoría de seres marcados por ese ímpetu casi salvaje que los lleva irremediablemente de tienda en tienda. Ciencias como la antropología deberían ocuparse más a menudo de esa especie tan común en el primer mundo que tiene comportamientos similares y que acude en masa a desocupar sus bolsillos. Aquí va un ejercicio simple de etnografía callejera: " Sábado 9 de diciembre. 6:00 de la tarde. Entrada del Centro Comercial La Far

Lili, la caracola de Luna

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Un poema de Emily Dickinson

¡Las noches tempestuosas, las noches tempestuosas! Si estuviera contigo, nuestro lujo serían las noches tempestuosas. Los vientos qué le importan al corazón llegado a puerto, qué le importa la carta ni la brújula. Ya en el Edén remando. ¡Ah, el mar! Que pueda yo esta noche morar en ti. Tomado de Poemas de Emily Dickinson , Integraf editores, Medellín, 1994, pág. 37.