Poema de amor ( o en su lugar...)

Junto al crepúsculo

Tú que abres la memoria
amante lejano de párpados azules
¡Mis palabras son las tuyas, mis temblores también!
¿Acaso olvidas las caricias náufragas en la
noche de febrero
y el calor de la música junto al crepúsculo mágico
de púrpura y oro?
En la penumbra ardían tus manos y en el malecón
había perfumes de flamboyanes.
¡Qué ligero tu pecho, qué estremecido el corazón!
Y engendramos palabras infinitas
en el crepúsculo púrpura y oro.
¡Qué cálidas las noches junto a la mar ardiente!
¡Qué brioso el amor en el profundo espacio
de los ojos!
No había ni una gota de aire entre los cuerpos
sólo el perfume de la sangre
y el halo prodigioso de la voz.
Luego la noche se hizo espesa y lánguida
túnel hambriento en el que devoramos la muerte.
Tu aliento fue veneno. Tus caderas durmieron en mis manos.
La noche espesa y lánguida fue breve y lejana.
Mi nostálgico amante, en ti reconstruyo el agua del tiempo
y el universo de las palabras en la noche de leños
encendidos.
Revivo instantes de extraña armonía
en el recuerdo cimbreante de un perdurable ayer.
¡Qué voluptuoso el crepúsculo junto a la mar ardiente!

Martha Cecilia Cedeño Pérez
Junio de 2009

Comentarios

¡Vaya, por poco y me pierdo este poema!
Es precioso. Hace vibrar.
Un beso Martitha.
Isa.
De acuerdo. Bellisimo poema!!
Rafael Caunedo ha dicho que…
...sugerente poema para oler el mar y dormir después a la sombrita... soñando.
Isa: gracias por estar ahí, como siempre...
un abrazo fuerte.


MT: ¿De veras te gusta este poema? No acostumbro escribir versos tan largos. Ah, pronto empezaré Agua clara...
Un saludo afectuoso.


Rafa: Alegra tenerte por aquí de nuevo.
Un saludo de verano.
Lina María Cedeño ha dicho que…
Me encantó¡¡¡

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