Antología Mayor de Poesía Huilense

El Grupo Región y Cultura dirigido por el maestro Luis Ernesto Lasso Alarcón acaba de publicar el libro Antología Mayor de Poesía Huilense en donde honra la labor poética de figuras tan significativas como José Eustasio Rivera, Sylvia Lorenzo, Ricardo Castaño, Luis Ernesto Luna, Julián Polanía Pérez, Orinzon Perdomo, Yineth Angulo y Martha C. Cedeño. En ese texto bellamente editado se rinde homenaje a la palabra de poetas consagrados/as y de otras figuras cuya obra está en construcción. Aquí va una muestra de la selección:

1. José Eustasio Rivera (Tierra de Promisión, 1921)
Soy un grávido río, y a la luz meridiana
ruedo bajo los ámbitos reflejando el paisaje;
y en el hondo murmullo de mi audaz oleaje
se oye la voz solemne de la selva lejana.


Flota el sol entre el nimbo de mi espuma liviana;
y peinando en los vientos el sonoro plumaje,
en las tardes un águila triunfadora y salvaje
vuela sobre mis tumbos encendidos de grana.

Turbio de pesadumbre y anchuroso y profundo,
al pasar ante el monte que en las nubes descuella
con mi trueno espumante sus contornos inundo;

y después, remansando bajo plácidas frondas,
purifico mis aguas esperando una estrella
que vendrá de los cielos a bogar en mis hondas.

2. Sylvia Lorenzo (Del sol de los venados, 1996)

Impronta

Estoy sola conmigo y miro atrás.
París es todo aquello que soñara:
amarillo de otoño y luna clara
sobre un momento de Pigalle no más.
Se me inunda la estancia de la Piaff
igual que ayer, pero sin sombra avara
que me nuble la luz que ambicionara
sobre el vaso de vino de mi paz.

Sigue la Piaff con su rojizo sobre
y el alma gusta ese dulzor salobre
de lo que pudo ser ya tan lejano.
Pero siempre es así, porque en la vida
¿Quién no lleva punzante y escondida
la espina de una rosa entre las manos?

3. Ricardo Castaño (Creo en el sol, 1993)

Otra vez

Volvieron a brotar los manantiales
en medio del desierto
y en el espacio
vacío ya de estrellas de otros tiempos
(los agujeros negros de las estrellas muertas)
se unieron halcones y palomas
para escribir con luces renovadas,
mil palabras de amor
y este mi corazón alucinado
ha vuelto a vivir.
Canta y perdona
trabaja, lucha y crea
Me volví a enamorar
¡Maldito sea!

4. Luis Ernesto Luna (Memorias del silencio, 1988)

Vamos
dame el volante, sus juegos de sorpresa
que todos los caminos conducen a la muerte.
Dame el viento: el vacío del pájaro
que escapa de las manos:
dame sus alas enloquecidas, la aventura
Inviolada.
Dame los horizontes de la errancia,
los itinerarios sin destino.
Vamos
Dame el comando de la nada.
Mi corazón irremediable viaja en un accidente.


5. Julián Polanía Pérez (Narración de los rostros vivientes)

Las corporaciones públicas
especulando los acontecimentos públicos,
y he aquí que un hombre de la barra
como un gran cóndor de la más grande altura
de los Andes
hinca el pico en la cabeza de los aburridos ediles,
y les dice:
se inventan privilegios de piedra y honores de bronce
otorgados en el hirsuto goce de la gran papelería;
y las palabras van de manos a blasones de falsa alfarería
como hermosas prostitutas lanzándose al sosiego.

El erial de los presidentes
sirve de silencio al agrio perfume
que preside en las alcobas de sus campañas
de conquista de conciencias
don su labor de brujos;
la muchedumbre les rinde soberbia
como al Dios de las cosechas en oriente
la borrachera de los vendimiadores …
pero allí sobre la plaza pública
el canto de las gentes se abulta
-Oh Zaratustra- cebado en su propia sangre.
Entre especies humanas sitiadas de sospechas
el fraile en abstracción de materias populares;
y en el estuario de las hojas palpitantes
sobre el piso apuñalado de los arados
los elementales hombres ateridos de ignorancia
abominan del poder.


6. Orinzon perdomo (Aquellas pequeñas cosas, 2001)

El libro

Mariposa
capaz de sostener
en vilo
los sueños del mundo
en su vuelo interior.
Mariposa
que da fe
de la eternidad del hombre
y de los astros.
Fantasmagoría de siempre
que sabe ser
a la vez
nieve y ceniza
sembrando entre sus páginas
una ronda de niños
un camino de duendes
que guarda para siempre
el sabor de los secretos
y el silencio del canto
.

7. Yineth Angulo


Telar de palabras

Dolor, mueca que arrincona
y me obliga a jugar la vida
a armar este rompecabezas de muerte
a hincar el día con mis manos ciegas.
Este dolor que me arrebata
como un saludo en ayunas
o un ronquido al filo de la navaja
Este dolor que no busca salvarme
pero desenreda con sus finas agujas
una a una mis palabras.

8. Martha Cecilia Cedeño Pérez (Versos en Claroscuro, 2009)

Me llamó tanagra de rizos encendidos
y la risa se hizo aliento
ondas donde Clío durmió su siesta
de medio siglo.
Me llamó tristeza, desvarío
y el tiempo fue breve,
soplo de luz
que se llevó el hastío.

En: Antología Mayor de Poesía Huilense, Región y Cultura, Neiva, 2010

Comentarios

Amiga mía, quiero tu libro, te lo mereces, es un trabajo árduo el tuyo.
Un abrazo.
Isa
Unknown ha dicho que…
Muy interesante. Hermosos poemas. Me gusta mucho su libro. Lo compraré.
No sé desde qué lugar de este ancho y ajeno mundo escribes, pero si lo haces de Colombia es muy posible que lo puedas conseguir el alguna librería. Muchas gracias. Saludos

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