Apuntes sobre la obra poética de Julián Polanía Pérez

Este texto forma parte de "Cinco voces masculinas en la poesía huilense del siglo XX", elaborado para el libro Cien años no es nada, volumen II, coordinado por Luis Ernesto Lasso Alarcón.
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Algunos elementos rupturales en la poesía de Julián Polanía Pérez
Por: Martha Cecilia Cedeño Pérez
Dra. Antropología social y cultural
Universitat de Barcelona
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Elogio de la Fantasía

Este libro. Este austero pedazo de germen!
Este girar en redor de tu cuerpo, y mi cuerpo
-hermano de carne y de sangre,
espíritu y fuerza y avance-
Este Libro amalgama placeres del alma,
rebeldes girones de espuma,
resortes de encaje liviano,
procesión de estrellas y de almas!
Escrito con plumas de gansos heridos,
con alma de gérmenes natos…!
Nació en la esquina del arado
y al vuelo de la Fantasía…
Llevarónlo al aire las garzas
y lo abandonaron, quiero, en la lejanía…
Tomarónlo republicanos
henchido de melancolía
y me lo ofrendaron. Te lo obsequio, hermano,
como un regalo de la Fantasía…!

Los primeros versos de Julián Polanía, Noción de pesadumbre, fueron publicados en el año 1958 y Narración de los rostros vivientes en 1963. Enraizados en una cierta concepción simbólica en ellos encontramos la constatación de un ejercicio de libertad en el acto escritural, lo que hace que rompa de manera notable con la tradición decimonónica en la que prevalecían requerimientos específicos de ritmo y métrica. Y no podría ser de otra manera si volvemos la mirada también a su perfil vital en el que se percibe un aroma de inconformismo, una plausible ansiedad por devorar el mundo lejos de los marcos de la región que casi siempre aprietan y anulan. En esa postura de Polanía se advierte, quizá, una condición particular del poeta que no sólo quiere comunicar sus vivencias interiores sino que necesita alterar el orden establecido por el lenguaje para aproximarse a un mundo que es hostil a sus intuiciones y que transgrede los sedimentados usos que propicia el lenguaje. Eso es lo que se refleja en alguno de sus versos en los que a primera vista parece existir una suerte de disrupción en su conformación rítmica y temática pero que no son más que instrumentos de los que se sirve el autor para construir su mundo poético: Volveré, mañana, a sufrir la gloria de haber/ vivido,/ y sentado en la hierba/llamaré a mis invitados a la orilla del camino/ y beberemos el mejor vino, después del esfuerzo/sin copas ni manteles. La imagen del poeta nos insinúa la posibilidad de un nuevo orden, de unas relaciones donde cada elemento gramatical posee unas cualidades distintas a las adquiridas en este sistema lingüístico común que comprendemos y que ha sido restringido a los usos utilitaristas de la vida cotidiana.

(…) Cuando queráis buscarme – y yo sé
que vosotros no lo haréis-
preguntad primero adonde llega
el aire de los bosques mudos;
porque allí, donde habitaba la palabra
de los naranjos, nací;
y allí creció mi voz con sus espantos
y yo tampoco sé qué ruta tuvo;
¿no creéis acaso que por hablar de pesadumbres
me hice prisionero de la luz?
(…)

David Rivera en su Crónica poética del Huila ya se refería a la creación literaria de Polanía como una producción “con acento sentimental y contestatario, enfrentando ritmos y rimas tradicionales de su tiempo”. Y Delimiro Moreno en su libro Los Papelípolas, dice refiriéndose a su poema “Narración de los muertos vivientes”, que ésta es una obra en la que “exhibe una tan extraordinaria maestría y profundidad poéticas que lo hacen un auténtico ejemplo de la poesía moderna colombiana”. Si bien es cierto que la carrera poética de Polanía se presagiaba clara y aportadora me parece que es un tanto exagerado hablar de su maestría en la creación. Sus versos tienen fuerza y poderío y sin embargo, al leerlo detenidamente, percibimos también pequeñas fisuras que señalan, en efecto, que estaba en proceso de consolidar su propia manera de expresión lírica.
Si Rivera trabaja el lenguaje para domesticarlo a través de un verso que toma la forma de soneto, Polanía elige la libertad en el ritmo y la rima para expresar su forma de ver el mundo, su manera de estar en la realidad. Y esa compulsión, esa audacia se manifiesta en versos absolutamente abiertos que dibujan paisajes humanos contradictorios pero profundamente modernos que le hacen preguntar por esos rostros que aviven la vocación del viento, por esos seres que trashuman buscando la aparcería del sexo. Rostros luchando contra el mundo falaz, también en la palabra que vaga en manos inútiles que la convierten en hermosas prostitutas lanzándose al sosiego y en el terrible influjo del poder, de los políticos que especulan los acontecimientos públicos en su campaña de conquista de conciencias. Pero más allá, en las palabras del poeta también se percibe un matiz de universalidad: habla de la condición humana, de su paso por el mundo, del influjo del poder, de la luminosidad de los cuerpos y el sexo, de los dioses que le acompañan o que busca, de las soledades, de los árboles del camino, de los resquicios en los que hierve la dádiva salobre de los vientos.

V

Las corporaciones públicas
especulando los acontecimentos públicos,
y he aquí que un hombre de la barra
como un gran cóndor de la más grande altura
de los Andes
hinca el pico en la cabeza de los aburridos ediles,
y les dice:
se inventan privilegios de piedra y honores de bronce
otorgados en el hirsuto goce de la gran papelería;
y las palabras van de manos a blasones de falsa alfarería
como hermosas prostitutas lanzándose al sosiego.

El erial de los presidentes
sirve de silencio al agrio perfume
que preside en las alcobas de sus campañas
de conquista de conciencias
don su labor de brujos;
la muchedumbre les rinde soberbia
como al Dios de las cosechas en oriente
la borrachera de los vendimiadores …
pero allí sobre la plaza pública
el canto de las gentes se abulta
-Oh Zaratustra- cebado en su propia sangre.
Entre especies humanas sitiadas de sospechas
el fraile en abstracción de materias populares;
y en el estuario de las hojas palpitantes
sobre el piso apuñalado de los arados
los elementales hombres ateridos de ignorancia
abominan del poder .


Curioso caso el de Polanía. Algunos textos lo describen como un hombre políticamente comprometido con el pensamiento conservador, de hecho se adentró en los vericuetos de la burocracia regional, pero esa condición no se percibe en el aspecto formal ni en la temática de su escritura, pues, como ya se ha dicho, en el primer caso opta por una forma de expresión no sujeta a los cánones tradicionales y en el segundo, bordea tópicos más libertarias y rompedores, inéditos hasta ese momento en el contexto local. Ello, se relaciona inevitablemente con su periplo vital azaroso y apasionado que le lleva a deambular por territorios tan disímiles como los de las armas –fue soldado-, los del partidismo político y los de la creación poética. No sabemos cuál de ellos fue más importante para Polanía pero, sin duda, los pocos versos que nos dejó lo apartan de la esfera corroída de la burocracia y la politiquería que aniquila las conciencias y las esperanzas. Su breve obra se encarga de desvelar una dimensión alta de un hombre que resolvió el dilema elemental entre el querer y el hacer a través de una palabra desbocada y en cierta medida, transgresora. De él podía esperarse otra cosa: quizá la escritura de versos armoniosos y perfectos en los que deambularan las palabras como náufragas, pero decide dotarlas de libertad para que asuman su función esencial: reflejar esos rebeldes girones de espuma que conforman la existencia.

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