Europa, la gran devoradora*

Martha Cecilia Cedeño Pérez
Antropóloga

En la mitología griega Europa era una fémina seducida y violada por Zeus quien, valiéndose de su poder para transformarse, se convirtió en un manso toro para lograr sus nefastos objetivos; sólo así pudo llevarla hasta la isla de Creta y engendrar con ella tres hijos. En la actualidad este nombre remite a un continente añejo y contradictorio que durante los últimos años se ha convertido en un gran devorador de recursos propios y ajenos. Pues no sólo está consumiendo el doble de lo que producen sus tierras y sus mares sino que con ello está haciendo que se pierda la biodiversidad con la consecuente degradación del suelo, el agua, los hábitats y el bienestar humano en general.  Así lo demuestra la Agencia Europea del Medioambiente (Aema) en su cuarto informe global sobre la salud ecológica de este continente.
Dicho documento menciona, entre otras cosas, que hay un incremento en la demanda de recursos naturales para alimentar, vestir, alojar y transportar a la población y cómo ello produce una presión descomunal sobre los ecosistemas. Lo anterior se traduce  también en un hecho bárbaro: cada europeo consume un promedio 16 toneladas de materiales y genera 6.000 kilos de basura al año.  Y como para suplir esta voracidad ya no cuenta con recursos propios mira, sin vergüenza,  hacia los ajenos.  Así Europa se ha convertido en un gran importador de productos como cereales, forraje,  maderas, etc., contribuyendo con ello a los graves procesos de desforestación y empobrecimiento de países tropicales como el nuestro. Asimismo importa más de la mitad del pescado que consume, ejerciendo una presión enorme sobre este recurso allende sus fronteras.
Esta voracidad consumista se agrava con el uso de plaguicidas y sustancias químicas que alteran la función endocrina de las personas y de materiales pesados utilizados en plásticos, tejidos, cosméticos, colorantes, envases de alimentos, aparatos electrónicas, etc. que se asocian a malformaciones, problemas de desarrollo neuronal, obesidad, cáncer, entre otras patologías.
La lectura del informe de Aema produce escalofríos pues demuestra la insostenibilidad de un modelo de desarrollo basado en la sobrexplotación de los recursos naturales para dar abasto a un consumo desaforado.  Y a la par con ello, muestra también la falta de de compromiso de quienes gestionan los estados europeos para incrementar políticas serias que promuevan formas de desarrollo más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. En últimas se trata  de acabar con ese Estado de Bienestar perverso y devorador y  crear una nueva conciencia en donde se retome aquella máxima de “menos es más”, en el que todas las personas puedan disfrutar de una calidad de vida en armonía con las posibilidades del entorno.
Por ahora esta Europa es  seducida sin miramientos por el dios del Consumo. ¡Jamás será reina de Creta!
*Columna publicada el domingo 12 de diciembre en el periódico El Líder (su página Web aún sigue en mantenimiento...)
Imagen tomada del blog Encuentos 

Comentarios

Juan Carlos Garrido ha dicho que…
Pues tiene gracia que todo un dios no fuera capaz de seducir a Europa y sí lo lograra un toro (también tiene su gracia que, siendo toro, lo lograra por su mansedumbre).
En fin, que Europa ya era rarita desde sus orígenes mitológicos: así nos salió después.
En todo caso, este no es un problema geográfico, sino de desigualdad; de primer y tercer mundo; lo mismo que ocurre con EEUU y japón.

Saludos.
Sylvia ha dicho que…
¡Hola María Cecilia! Primero te quiero felicitar por la publicación de tu libro de poesías Amores Urbanos. Espero que algún día llegue a la Argentina.
Con respecto a Europa, estoy de acuerdo contigo. Mi país también es objeto de la avidez consumista de ese continente, claro que haciendo tratativas con nuestros gobernadores de turno, todos corruptos. Y el consumismo de los argentinos es proverbial, claro que ahora no tenemos platita..jeje...¡Pensar que éramos el granero del mundo y ahora tenemos un 35% de la población en situación de pobreza! Estoy triste, sin ganas de festejar nada este fin de año.
Me encanta la mitología Griega, sin ser experta en ella. En una revista de filosofía me publicaron un ensayo sobre Palas Atenea, quien fue "parida" de la cabeza de Zeus, quien se había tragado enterita a la madre, Metis. Estaba celoso de su sabiduría y creyó que tragándola él se convertiría en el más sabio. Pero seguramente ya sabes como sigue la historia, simplemente me he puesto verborrágica, disculpa!
Si visitas mi blogspot, verás que soy una protestona incurable ante la devastación de nuestra Madre Tierra, tomando como arquetipo mis tierras nativas, la Patagonia Argentina. También señalo la relación entre salud ambiental y humana, tema que encaré cuando mi salud fue afectada de modo crónico.
Te deseo paz, amor y bonitas sorpresas. ¡Que se cumplan todos tus proyectos!
JC: Es un placer tener lectores como tu. Gracias por tus comentarios siempre punzantes. Un abrazo

Sylvia: Gracias por pasarte por aquí y por esas reflexiones que nos llevan a un punto común: la constancia de la absoluta desigualdad entre el Norte y el Sur, como ya lo señala Juan Carlos en su comentario.
Me pasaré por tu blog. Un saludo muy afectuoso y aunque no tengas ganas de celebrar las fiestas, espero que lo pases muy bien con la gente que quieres y haciendo lo que te gusta.

Entradas populares de este blog

Caracola, un poema de Federico García Lorca

Tres poemas de Eduard Sanahuja

"El sabor de la nada": un poema de Charles Baudelaire