Violencia sexual contra las mujeres: un delito execrable*
La violencia sexual contra las
mujeres ha existido en todas las épocas históricas, aunque con diferente
consideración. Hasta hace poco era percibida sólo como un agravio a la familia
de la víctima en general y no como un crimen contra la mujer y por ello se
quedaba en el ámbito de lo privado. En este tipo de agresión la mujer es
considerada sólo como un objeto para satisfacer una serie de experiencias, fantasías
y odios del agresor. Es una actividad
sexual desviada que busca el control y la opresión de la mujer y con ello la
sensación, para el criminal, de estar en un nivel superior, de tener la fuerza con
todas sus connotaciones.
La violencia sexual contra las mujeres, repugnante desde todos los puntos
de vista, se convierte en zonas de
conflicto en un arma de guerra cotidiana. En un mecanismo para mantener
satisfechas a las tropas regulares e irregulares que hacen parte del conflicto
colombiano. Así, por ejemplo, según
Medicina legal, entre el año 2007 y el 2009 la Fuerza Pública colombiana
fue responsable de 126 casos de violación, mientras la guerrilla, de 32; y los
'paras' y bandas, de 10. Cifra que seguramente no corresponde con la realidad
porque muchas mujeres no se atreven a denunciar por miedo, por ignorancia o porque en nuestro país este tipo
de delito está tan “normalizado” que muchas féminas no se consideran agredidas.
Sea
como fuere, la violencia sexual es una de las principales
causas que encabezan el desplazamiento forzado de las mujeres en Colombia,
concretamente dos de cada diez desplazadas se han visto obligadas a huir debido
a este delito.
Según
una encuesta de Oxfam y otras organizaciones no gubernamentales realizada en 407 municipios, más de 94 mil
mujeres fueron víctimas de abuso sexual entre el 2001 y el 2009. Y entre ellas
más de 26 mil quedaron embarazadas. Embarazadas a las cuales también se les
niega la opción del aborto porque en nuestro conservador y clerical país aún no está legalizado no obstante la
existencia de una práctica que muchas veces lleva a la muerte de las
féminas.
Y todo ello pese a la
existencia de Leyes como la 2257 de 2008 contra
la violencia de género en la que se tipifican algunos delitos sexuales contra
la mujer y se reconoce la figura de ésta
como víctima del conflicto armado. Pero ello no es suficiente. Es necesaria la
adopción de medidas eficaces para enfrentar dicha situación creando canales efectivos
de prevención, de denuncia, de acompañamiento y reparación y también, medidas
contundentes contra los agresores. Cárcel sin contemplaciones para todos los
criminales que vulneran a miles de niñas y mujeres colombianas, víctimas
inocentes de una guerra endémica que parece no tener fin.
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