MOVIMIENTOS SOCIALES: UNA ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA AL CONFLICTO COLOMBIANO

El conflicto colombiano es uno de los más graves del mundo y también, paradójicamente, uno de los más desconocidos por la comunidad internacional en el sentido de que éste suele presentarse como una confrontación simplista entre fuerzas que luchan por el poder. Esta visión compartimentada no deja ver la verdadera hondura de un conflicto cuyas causas reposan en las profundas inequidades sociales de toda clase. La típica ecuación antinómica: muchos tienen poco o nada y pocos tienen todo, no es sólo la fórmula sobre la cual se asienta la perversión del capitalismo y que Marx analizó tan lúcidamente, sino una realidad flagrante en el contexto colombiano y latinoamericano.

Es justamente esa visión sesgada la que parece primar de cara al exterior donde el conflicto colombiano se suele apreciar como una pelea por el poder entre la guerrilla, los narcotraficantes y el Estado; es decir, entre los malos del paseo (los dos primeros) y el protector mesiánico (el segundo) que se erige como el custodio de la seguridad ciudadana, el encargado de mantener el orden, de conseguir la paz a sangre y fuego (terrible paradoja que sin embargo se ajusta a esa mirada maniquea y simplista y a las políticas de seguridad mundial esbozadas en la doctrina Bush). Y eso lo sabe muy bien Álvaro Uribe, el actual presidente que seguramente será reelecto: represión, paramilitarización, recorte de las libertades individuales y colectivas, cero políticas de bienestar social, degradación de los trabajadores, privatización perversa… Posturas a tono con sus ideas de seguridad y mejoramiento social para derrotar al terrorismo y al flagelo de las drogas ilícitas.

Por fortuna hay personas como Héctor Mondragón que se encargan de desvelar esa realidad oculta y manoseada que los medios de comunicación nunca dan a conocer. Una realidad que por un lado habla de políticas institucionalizadas de expolio, de privatización, de apropiación de tierras, de contubernio vergonzoso entre el gobierno y los grupos económicos, y por la otra, de movimientos sociales que con su trabajo a veces silencioso pero constante están abriendo un camino para las competencias democráticas en el país, para encontrar vías que permitan tener fe en que otra Colombia es posible.

Y justamente sobre esos movimientos sociales gira el trabajo que Héctor Mondragón presentó el pasado 17 de enero en el Cerc, patrocinado por el colectivo Maloka y por Justícia i Pau. Moviments socials: una alternativa democràtica al conflicte Colombià, es una aproximación a esos actores que resisten y luchan, pese a las balas, a las masacres, a las desapariciones, a la represión generalizada, por lograr cambiar las condiciones de vida en las que se encuentran desde tiempos inmemoriales.

Movimientos que día a día tejen la fe: los indígenas, los afrocolombianos, los campesinos, los obreros y sus organizaciones sindicales; pero también los movimientos de mujeres, de jóvenes contra la guerra, de estudiantes, etc., muestran cómo dentro del contexto colombiano se crean vías alternativas para el cambio social, para encontrar otros caminos válidos que permitan una salida al conflicto distinta de esa sangrienta que ofrece el actual gobierno.

Héctor presenta en las páginas del cuaderno antes mencionado una visión amplia sobre esos movimientos y su trayectoria dentro del panorama colombiano, enumerando sus luchas y sus logros más sobresalientes y mostrando su vitalidad apabullante, que hace posible soñar con la transformación de una realidad atravesada por profundas desigualdades de toda laya (las condiciones objetivas del conflicto). Y las palabras de Héctor en la presentación del cuadernillo, muy bien editado por Justícia i pau, así lo confirman: se puede perder la esperanza pero no la fé, pese a tener muy claro que la guerra en Colombia nos es "porque haya pobreza, sino porque hay riqueza y todo lo que esté cerca de estos intereses, generalmente de transnacionales, es convertido en objetivo de guerra".

Fotos: Héctor Mondragón en la presentación del cuadernillo sobre movimientos sociales colombianos, y portada del mismo documento.

Martha Cecilia Cedeño Pérez
Barcelona, enero de 2006

Comentarios

Entradas populares de este blog

Caracola, un poema de Federico García Lorca

Tres poemas de Eduard Sanahuja

"El sabor de la nada": un poema de Charles Baudelaire