NO TE ASUMAS CENIZA (Poema de Gabriela de la Peña para iniciar el año nuevo con una hoguera en el ánima y en los ojos)


Ilustración: Jaime Torres Mendoza
Parte de la colección que acompaña al libro
El Jardín de Afrodita, de Editorial Gota de Agua.
Saltillo, Coah; diciembre 2005


Reconozco que tengo un poco olvidado este blog, tanto que hace varios días que no lo actualizo. Pero la verdad es que estaba como el fin de año: cansada, aburrida y con ganas de dejar todo atrás; con ganas de empezar una nueva etapa. Y hoy que ya es 1 de enero me he despertado con nuevos bríos. Quizá porque hace un día espléndido (soleado pero frío) y porque desde el 31 de diciembre del año pasado sólo he recibido buenas noticias para mis, a veces, desplumadas palabras. Y esas buenas noticias tienen una vigía que desde la distancia vela para que el listón no baje: Gabriela de la Peña Astorga. Ella con su amistad y complicidad hará posible un sueño largamente acariciado: la publicación de mi primer libro de poesía en México.


Así que hoy es un día perfecto, iluminado con la claridad del Mediterráneo y enmarcado en un cielo azul y sin nubes. Y aquí, en el corazón, el calor de la esperanza pero sobre todo de la convicción acérrima de que la persistencia y la disciplina son el motor de la creación, cualquiera que ésta sea. ¡Afuera pájaros de mal agüero! ¡Afuera nostalgia endémica! ¡Afuera miedos! ¡Afuera comparaciones, subvaloraciones y lamentos estúpidos!


Y para exorcisar los fantasmas del desespero, de la desesperanza, de la inanición mental, de la rutina de los días que paralizan el cuerpo y el ánima, nada mejor que este poema que me ha enviado Gabriela de la Peña desde su querido Saltillo, un lugar de paisajes abiertos desde donde se siente el aliento del tio Sam amenazador. ¡No te asumas ceniza! No nos asumamas ceniza cuando, en verdad, somos fuego, combustión perpetua.


No te asumas ceniza
Gabriela de la Peña Astorga
Inédito


No te asumas ceniza
ni te pienses habitación sin ventanas.
No te sueñes océano
sin tierra firme.

No te duermas creyendo
que la quimera que imaginas
no es posible,
que el mundo no necesita
de tu mano valiente y decidida.

No te asumas ceniza
no te creas polvo de ayer
no te eches a un lado
como sombra del camino.

No bajes los brazos
inertes y moribundos
sobre tus caderas sin vida.

No cierres los labios
si no es para escuchar
tu susurro interno
y el llanto del mar.

No reprimas
tu grito de guerra
porque es nueva bendita
que otras gargantas necesitan.

No calles tu risa
ni la cambies por gestos
que aunque creas genuinos
en realidad te son ajenos.

Ella, tu sonrisa que da vida
es ya lo bastante milagrosa
como para hipotecarla
en pos de promesas efímeras.

No escondas tu mirada
de paloma o de fuego
detrás de una cortina
de terciopelo añejo.
No es ahí
donde se le necesita con urgencia
ni es allí
donde puede dar fruto en el tiempo.

¡Venga!
Ventila la carcajada
pasea tu canto
generoso y aguerrido.

No impidas que tus manos
construyan el camino

Porque todo eso:

tu voz
tus manos
tu mirada

son todo lo que tienes
y es más que suficiente
para abrazar tus momentos todos
y elevarte más allá
del que imaginas tu destino.

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