Madrugada en el trópico

Son las 4:30 de la madrugada de este miércoles de Junio. El calor no se apacigua ni siquiera con el aire fresco que llega de la montaña azul que corona este valle triste y que Luna mira con ojos de admiración "Vaya montaña, es muy grande, mama". Y de verdad lo es. Una rama de cordillera oriental que nace en el Macizo Colombiano y hace parte del sistema andino. Y está aquí, al lado nuestro, convertida en un cerro tutelar gigante que vigila la ciudad de fiesta.
Neiva alborotada y con sus mejores ropas. Con sus calles abarrotadas de seres que exorcisan la muerte, la miseria, la desesperanza. Con sus calles siempre en un continuo sopor caliente que me hacen pensar en Comala. Calles subvertidas, re-creadas, vulneradas y siempre a punto de explotar. Calles por donde deambulan las contradicciones más vergonzozas, los desplazados de la noche eterna que vive Colombia.
Son las 4:30 de la madrugada y estoy despierta porque unos vecinos de mis padres están matando un cerdo en la calle y han tenido la estupenda idea de encender el equipo de música a tope. Aquí no se puede llamar a la guardia urbana, así que los otros habitantes del barrio deben soportar los vallenatos, las rancheras y los pasodobles estoicamente. Yo me enfado mucho porque mi reloj biológico aún no está completamente adaptado a los nuevos horarios y duermo muy poco, pero decido levantarme para mirar por la ventana todo el espectáculo que se ha armado en la acera del frente. Observo el rito de la matanza, la diligencia de los verdugos, el espasmo de las mujeres, el des-montaje del escenario, el vaho de la fiesta que se ha montado en la esquina de casa.
Y yo acabo de escribir esta entrada, con una conexión prehistórica y un fondo musical que le gustaría a alguien que conozco "nadie es eterno en el mundo/ni teniendo un corazón..."

Comentarios

Gabriela ha dicho que…
MART, amiga-hermana:

Estos días he pensado tanto en la maravillosa experiencia que debes estar viviendo ahora, con los tuyos, de vuelta a la Cuna líquida :).

Reencuentro y renovación de amores tropicales :). Recibe un abrazo fuertísimo desde esta tierra donde el aire seco provoca sinusitis crónica (¡qué se le va a hacer!).

Da un abrazo enorme también a tu familia, a tus calles, a tu aire, de mi parte.

Te quiero amiga, a gozar de todos los matices que dejarán en tu corazón estos días de montaña majestuosa y hormigueo festivo :)

Besos,

G.
Gracias por tus palabras, amiga-hermana. Estoy feliz con los míos y feliz también porque vuelvo a tener noticias tuyas. El aire caliente de esta tierra provoca sopor y una inercia crónica. Yo sigo reencontrándome con la gente que conozco y siento que algunos de ellos aún no me olvidan. El martes hablaré de mi tesis en una tertulia social-política de amigos. TE quiero amiga!
Abrazos desde las orillas del río Magdalena.
Marthacé

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