Intersticios urbanos

La ciudad es un universo hecho de discontinuidades, de interacciones e intersecciones, de cruces, de sentidos, de rutas. Es un espectro habitado por seres que la trashuman, la re-crean, la experimentan, la viven cotidianamente en todas sus minucias y grandezas. La ciudad es una explosión de color y sentidos que bordan su superficie siempre dinámica y compleja, plena de puntos, de resquicios, de signos, de vías movedizas por donde se desplazan los cuerpos, los objetos, las esquinas, con una fluidez exquisita.
La ciudad es una textura. Un remolino de color trabajado con la dedicación de un orfebre. Líneas sobrepuestas, círculos que enuncian plazas donde la vida urbana regurgita. Perfiles que recuerdan las chimeneas industriales sobre una línea de mar azul y plata. Mojones, vías ligeras, signos que evocan paseos, prácticas de un espacio urbano que se sale de sus límites impuestos. Y entre esas líneas pulidas y sensuales está la urbe, todas las urbes. Barcelona de mar y montaña, Bogotá de altitudes, París de Monumentos, Nueva York de giros verticales… Allí en los trazos limpios están los ojos de la pintora que sobrevuela los perfiles urbanos para señalar esos mapas móviles en los que se agita la vida.
(Pinturas: Intersticios urbanos, de la artista Lina María Cedeño Pérez)

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