Poemas de Jaime Gil de Biedma

Anoche, mientras corregía por enésima vez un artículo sobre algunos poetas del Huila, aquella lejana tierra de mi primera juventud, me asaltaron con alevosía los versos de Gil de Biedma. Allí estaban lúcidos y profundos condenados a mirarme de reojo. Y la melancolía rozó con sus dedos la ventana para recordarme que la noche había borrado el mar y que en el cielo sólo había una estrella tozuda. Y entonces me susurró al oído:


No volveré a ser joven
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
.

Contra Jaime Gil de Biedma
De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.
Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.
Si no fueses tan puta!
Y si yo supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!
...
Jaime Gil de Biedma, Barcelona 1929 -1990. Algunas de sus obras publicadas son: Según sentencia del tiempo (1953); Compañeros de viaje (1959), Moralidades (1966) y Poemas póstumos (1968).

Comentarios

Jmdeum ha dicho que…
Magnífico, brillante, originalísimo siempre JG de Biedma. Estos poemas que has seleccionado son también algunos de mis preferidos.
Me gusta también esa introducción que has hecho, tan lírica y personal.
Enhorabuena por tu sensibilidad (y no sólo con la poesía, sino también con otros asuntos sociales que tan bien desarrollas en tu blog).
Recibe u ncordial saludo.
Ante el Profe, mis palabras sobran.
Precioso. Por lo visto, seguimos conectadas.
Un abrazo muy grande amiga mía.
Isa
Gracias Profe, Gracias Isa por vuestros comentarios y por seguir el camino de estas palabras a veces claras a veces oscuras y escépticas.

Un abrazo,
Martha
Nada que agregar, Cecilia: tienes ojo de águila y corazón de ciervo
Gracias por tu comentario, MT.
Un abrazo,
Martha

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