Día de la Mujer

Acaba este 8 de marzo. El día internacional de la mujer como lo recuerdan los medios de comunicación y sus escalofriantes datos: las féminas somos las más pobres, las que hacemos los peores trabajos y tenemos los peores salarios, las más discriminadas, las que ponemos el corazón para que nos partan el cuerpo...

Y la historia de violencia e indefensión continúa pese a los logros alcanzados, pese a lucha por la justica, la paz y el desarrollo que llevan a cabo miles de mujeres -y hombres- en el mundo. Así este día que nació a favor de los derechos de la mujer es por sí solo una prueba fehaciente de que nuestra historia no ha cambiado mucho a través del tiempo y de que aún falta mucho camino por recorrer.

Por eso no digo ni me gustan que me digan "feliz día de la mujer" pues en principio éste no debería existir ¿por qué no hay un día del hombre? Pero existe justamente porque se reconoce nuestra desigualdad, nuestra vulnerabilidad, nuestra condición de indefensión, que parece perpetuarse a través del tiempo. Existe porque siempre se nos ha borrado de la historia, de la política, del pensamiento, de la toma de decisiones trascendentales; existe porque nuestra voz es opacada por un mundo hecho por y para los hombres. Existe porque en la práctica no hemos podido caminar juntos -hombres y mujeres- en igualdad de condiciones para hacer un mundo mejor.

Ojalá un día no muy lejano dejemos de celebrar esta fecha, entonces sabremos que estamos en equidad y que podemos caminar una al lado del otro para construir un universo mejor, para soñar y amar, para anteponer el querer al deber ser, para fortelecernos en el dialógo mutuo, en el acompañamiento, y para forjar la historia sin vencedores ni vencidos. Sólo entonces esta celebración no tendrá ninguna razón de ser.
Martha Cecilia Cedeño Pérez

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