El embrujo de los Buendía

Y llegó el gran día. Ahí, en un auditorio pequeño y cálido, había gente linda esperando que la conferencista empezara a hablar. Y desde el comienzo hubo cierto hechizo porque nadie se levantó de su asiento pese a que la charla se acabó pasada las 21:00 horas. Con Luna a mi lado me sentí segura, pero también con los ojos de Juanca que me acompañaban y me daban pistas sobre la forma cómo se desarrollaba todo. Sin ellos no hubiese podido hacer nada.
Pero tampoco sin esas personas que siempre me acompañan aquí en los momentos más importantes: Pilar, Inma, Pilila y Manuel.
Sentir su cariño, su solidaridad, su presencia fue un aliciente fundamental para no defraudar a nadie pero sobre todo para no defraudarme a mí misma.
Debo decir además que me encantó contar con nuevas amigas y amigos que también me apoyaron y se convirtieron en un estupendo comité de aplausos, entre ellas, Clarita, Betty, Carlos...
Gracias a todas y todos por estar ahí y por brindarme la oportunidad de empezar. No está mal: es mi primera conferencia en Barcelona y no se durmió nadie!
Se me olvidaba algo: sé que desde la distancia me acompañaban mis hermanas Lina y Marielita y mi amiga Gabriela. ¡Seguro!
La noche del martes el embrujo de los Buendía se posó en la palabra, en la mirada, para convertir el otoño en una lluvia de mariposas amarillas -Mauricio Babilonia me estuvo susurrando al oído.

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