Inmigrantes y votos (I)*


Por Martha Cecilia Cedeño Pérez

Esta semana pensaba escribir sobre un tema relacionado con la obscena acumulación de la riqueza en poquísimas manos, a propósito de la última lista de la revista Forbes; pero, mientras repasaba los diarios digitales de aquí y de allá, me encontré con un titular más que llamativo: “El PP denuncia que los inmigrantes traen ‘enfermedades extirpadas’”

En esta noticia presentada en la home de un importante periódico catalán y uno de los tres más grandes de España, se vislumbra un debate de claros tintes políticos en los que, de nuevo, la inmigración es la protagonista.  Y lo es muy a su pesar porque la mayoría de personas extranjeras que por uno u otro motivo han elegido este país  para vivir, sólo quiere tener la oportunidad de construir un futuro mejor para sí y sus familias a través de su trabajo, su esfuerzo, sus conocimientos. Ni más ni menos. 

Por eso resulta tan ruin que ciertos partidos de la derecha española y catalana utilicen el tema de los y las inmigrantes para su propio beneficio, esto es, para conseguir votos en las próximas elecciones municipales del día 22 de mayo.   Con ello se estigmatiza aún más a una población vulnerable y señalada a la cual se le achaca gran parte de los problemas sociales que vive actualmente este país. 

Ese utilitarismo sectario, mezquino y obsceno es inaceptable desde todos los puntos de vista pues no sólo contribuye a atizar el fuego del racismo y la xenofobia sino que denigra a todo un colectivo humano ya bastante golpeado por las huellas de la partida, la crisis y la exclusión cuyo único delito es ser pobre (veamos: los grandes futbolistas extranjeros del sur que juegan en el Barça y el Madrid, por ejemplo, no lo son… ellos son ¡estrellas!) Y como si esto fuera poco, polariza aún más a una sociedad ya dividida entre los “nativos” y los de “fuera”, “los de aquí” y “los de allá”, “los propios” y “los extraños”, los “buenos” y los “malos”…

Esa noticia a la que me refiero en el primer párrafo no es un hecho aislado. Hace parte de un tinglado político perverso cuyo único fin es el señalamiento, la división, la fragmentación, la opacidad. Y para ello qué mejor arma que utilizar a los desterrados, a los eternos desheredados; a los que por su condición de precariedad y vulnerabilidad no pueden defenderse.

Por eso tampoco me extraña el cartel que vi ayer en una calle de mi barrio. “Primero los de casa. Vota Plataforma per Catalunya” pero sobre ese tema escribiré la semana que viene…

*Columna semanal, periódico El Líder 

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