TIRANÍA MATERIAL
Podría decir que son las siete y hace frío, o que esta mañana he visto el amanecer a través de la ventana. Pero no. Me he despertado temprano porque desde hace varias noches hay imágenes reincidentes, premoniciones de palabras y figuras que escapan, sin un guiño ni un gesto de paciencia o bondad, cuando abro los ojos (algún psicólogo díria que padezco de pensamientos obsesivos). Y entonces pienso en lo verdaderamente importante. En aquellas cosas que en efecto nos hacen sonreir pese a la miseria cotidiana, a las noticias ensangrentadas del mediodía, a la precariedad de los bolsillos, a la sinrazón que reina en las cuatro esquinas del mundo... Cosas tan sencillas como la sonrisa de los seres que amamos, o un paseo en solitario por aquellos rincones insospechados de la ciudad, o descubrir una y otra vez que no hay mejores vistas que aquellas que tenemos en las mañanas cuando los ojos se abren al día y se percibe por enésima vez la maravilla de la existencia en las cosas minúsculas, o enc