¡BARCELONA VIVE!
Barcelona está más viva que nunca pese a las medidas que desde las instancias gubernamentales se quieren adoptar para homogenizar las calles, pero sobre todo a sus transeúntes. A quienes las sienten, las padecen, las usan, las experimentan, las llenan de movimientos casi siempre impredecibles pero con sus propios ritmos internos. Calles plenas de cuerpos que parecen tejer cualquier cosa menos un vestido homógeneo y plano (esto último, sin duda, haría felices al Alcalde Clos y a todos los encargados de planificar y organizar la ciudad sean de izquierdas o derechas ¿hay acaso alguna diferencia entre ellos?). Calles "sucias" de color y de acciones. Calles "sucias" de sonidos, olores y visiones. Calles "sucias" que se han de limpiar para que puedan ser mostrables a los turistas ávidos de paisajes perfectos, de fiestas y de sexo. . Calles por donde discurre la vida imperfecta de los desheredados que ahora tienen ojos y cara y una voz siempre en off y cuya prese